ATARDECER
Largo paseo a la
biblioteca,
Desde hace dos
días,
He visto brazos heridos por el frío,
En un lugar oscuro
a expensas de mi dependencia de ti
Y de tu corazón
mórbido.
Y en la piedra he
sosegado mi cara,
Llena de vergüenza,
En la piedra débil
frenéticamente de la biblioteca
Favorecida por el
color triste de las cenizas.
En el agua no se
reflejan las muertes
Que deseo se
reflejen siempre.
Reglones y reglones
de melancolía en Chevver y Sillitoe.
Una mirada me
rescata entre los estantes anónima con deseos de
Desmoronarse sobre
mí.
Se humedece mi
corazón frío
Nocturno.
Los libros
decapitan a personas como tú y yo.
Los he acechado
todo este invierno
Pero tendrías que
rozar mi piel
Destellar con la
luz de las lámparas.
Otros vienen aquí
para postergar sus castigos
Para dejar de
culpabilizarse
Y no habrá otro lugar y otro momento
Para la tristeza y sus estrangulamientos.
Llueve quizás eternamente,
Este cielo es
incapaz de destruirnos
Y nos arrastra en
calles estrechas,
Caminamos
reteniendo los lugares
Con las manos.
En la biblioteca
hay gente
Que desea postergar
el final del día
Le es indiferente
otro sitio
Embarrar con
enfermedades el porvenir,
La desolación.
Escribí en los libros
de Chevver
Y Sillitoe:
RESCATAME.
Adolescentes pasan
fugaces por las escaleras
Mujeres sedadas e
idas,
Miran absortas los
estantes.
Desisto de mis piernas,
Me siento en la
última silla,
Recuerdo que nunca
ocurrió
Ver las águilas
solos,
Confesándonos sin
ruido
Decididos a
arremeter contra
Nosotros mismos.
Y era como si en un
lugar no te amará
Y en otro sí
Llenos de sueños
microscópicos,
Despojados del
cielo
De resentimientos
vulnerables,
Con dóciles
calumnias.
En la biblioteca se
resquebrajan mis uñas
Mis encías sangran
Y me he enfrascado
demasiado en la vida
Pero ignoro la vida
Y busco un refugio.